
El labrador es una de las razas de perros favoritas y más populares en el mundo. Originalmente, este fue criado como perro de trabajo, cacería y pesca por su gran habilidad para nadar, escarbar, agarrar redes en el agua y traerlas de regreso a la orilla. Se trata de un pariente lejano de los Terranova, originarios de Canadá. Sin embargo, el labrador se distingue por su pelaje liso y más corto (entre otras características).
Un labrador como compañero de vida te ofrecerá mucho: es leal, cariñoso, de naturaleza amigable y le encanta la vida en familia.
Como con todas las razas de perros, hay algunas particularidades que debe saber sobre ellos antes de adoptar uno:
Necesita espacio
Un labrador puede variar de tamaño mediano a grande. Es una raza activa y con mucha energía, por lo que requiere, preferentemente, de un espacio grande para correr, jugar y moverse libremente sin causar contratiempos —y también para ir al baño—. Si vives en un espacio pequeño, puedes compensar sacándolo varias veces al día y llevándolo a parques o lugares al aire libre para que haga ejercicio y libere energía.
Sigue siendo cachorro hasta los tres años
Un labrador seguirá siendo cachorro hasta los dos o tres años. Esto es un poco más de tiempo que otras razas, especialmente las pequeñas, que maduran más rápido.
La naturaleza de cachorro de un labrador, y sus altos niveles de energía, significarán que deberás mantenerlo entretenido tanto física como mentalmente. Será más demandante durante este periodo, ya que necesitará más salidas, juegos, entrenamiento, atención y cariño de tu parte.
Es longevo
El promedio de vida de un perro es de alrededor de diez años. Sin embargo, un labrador puede vivir hasta quince a tu lado. Antes de firmar cualquier documento de adopción, asegúrate de estar listo para una amistad a largo plazo, pues durará más de una década.
Claro, su expectativa de vida dependerá también de los cuidados adecuados que le proporciones, lo cual es otro punto que debes tener en cuenta.
Es propenso a la obesidad
Otro factor importante que jamás debes descuidar es el tiempo de ejercicio de un labrador, ya que es propenso a la obesidad. Consentir con demasiados “premios” o golosinas a un labrador puede resultar mucho más riesgoso que con otras razas, debido a esta propensión genética. Por ello, deberás cuidar su alimentación —limitar su acceso al alimento— y asegurarte de que lleve una vida activa para mantenerse saludable.
Aunque pueda parecer tierno y simpático, será muy difícil lograr que un labrador obeso pierda peso; además, le costará trabajo caminar y correr, lo cual es parte de su naturaleza activa. Si es el caso, apóyate de un veterinario para ayudarlo a regresar a su peso óptimo.
Lee también: Cosas que hay que tener en cuenta antes de adoptar un pastor alemán
Necesita compañía
Un cachorro de labrador necesitará mucho de tu tiempo y atención a medida que crezca. Necesitará que lo alimentes, lo cuides, le enseñes a ir al baño, las áreas de la casa que tiene permitidas, etc.
Se trata de una raza que disfruta bastante de estar con sus humanos y compartir con ellos. Además, requiere al menos de una hora de caminata diaria. No hacerlo puede resultar en comportamientos destructivos o no deseados.
Es una raza acuática (le encanta el agua)
El labrador tiene patas “palmeadas”, como los patos. Además de funcionar como aletas, estas le ayudan a escarbar o moverse entre la nieve.
Es por esto que a esta raza se le utilizó mucho tiempo para pescar y cazar, ya que podían recuperar las presas que caían en lagos o ríos fácilmente.
De igual forma, su doble capa de pelo hace que sea “impermeable”, y lo mantiene protegido ante temperaturas frías.
Es inteligente (y se aburre con facilidad)
El labrador es increíblemente inteligente, y su impulso por complacer a los humanos es notable. Esto hace que sea extremadamente fácil de entrenar. A diferencia de algunas razas, los labradores no son conocidos por frustrarse con facilidad al probar algo nuevo. Incluso si es algo que no comprenden de inmediato, disfrutan de volverlo a intentar. Con un poco de tiempo y trabajo, un labrador puede aprender a hacer casi cualquier cosa, de ahí la razón por la que se usa comúnmente como perro de servicio.
No necesita bañarse con frecuencia
Debido a su doble pelaje, el cual le ayuda a mantenerse fresco en verano y a retener el calor corporal en invierno, no es necesario bañarlo con frecuencia. Hacerlo puede resultar en resequedad de la piel y/o comezón, pues lo estarías privando de los aceites que su piel y su pelaje producen de forma natural.